Por Mateo Lopez
Un secreto a voces en la selección mexicana es aquel en donde el grupo encabezado por Guillermo Ochoa y Andrés Guardado, vacas sagradas de Gerardo Martino no querían ver ni en pintura a Chicharito Hernández, elemento que permanece vetado gracias a los “líderes” del vestuario mexicano.
En Estados Unidos se dio el reencuentro tan esperado entre Guillermo Ochoa y Javier Hernández, elementos que se dieron un abrazo e intercambiaron algunas palabras en público pero en privado tuvieron también la oportunidad de hablar en el vestuario y limar asperezas para dejar todo malestar de lado y poder conseguir un acuerdo para que Chicharito pueda tener un posible retorno a la Selección Mexicana.
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La conversación entre Ochoa y Hernández pudo haber sido en inicios de una reconciliación que terminaría en una convocatoria por parte de Tata Martino para el goleador histórico de la Selección, situación que pondría en riesgo a Rogelio Funes Mori, elemento que ahora sería el blanco de la grilla por parte del grupo que lidera el vestuario tricolor.
Guillermo Ochoa entiende la importancia de Hernández en el representativo nacional, y no sólo por lo deportivo, lo económico es lo que movería los intereses del arquero nacional, además de que la idea de un naturalizado no termina por convencer a muchos de los integrantes de la selección mexicana y buscarían grillar con todo a Funes Mori.
29/02/2024
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