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Cómo el Cata Domínguez, casi echa a perder su carrera en Rayados por una fiesta

De milagro no echó a perder su carrera, le gustaba la parranda

Por Mateo Lopez

De milagro no echó a perder su carrera, le gustaba la parranda

La polémica fiesta de Cata Dominguez sigue dando de qué hablar en todos lados, el futbolista de Cruz Azul se equivocó terriblemente y terminó por poner en riesgo su exitosa carrera, aunque tanto la Liga MX como su propio club le terminaron  perdonando el desliz y solo salió a dar una disculpa pública y tras una sanción interna, será en cuestión de semanas para que pueda ser considerado de nueva cuenta por el entrenado le de su equipo para volver a la actividad futbolística .

Los futbolistas se siente súper hombres y creen tener el mundo a su pies, tal vez ese es el máximo error de los profesionales de la pelota, por lo que al creerse intocables se dedican a la vida loca y no miden las consecuencias, mismas que pueden ser mayúsculas e inclusive le podrían terminar la carrera, pero aún con ello, les importa poco y nada y se la viven en la parranda disfrutando de los miles de pesos que los clubes desembolsan en ellos.

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Uno de esos elementos de Rayados que es fiestero a más no poder fue Luis Ernesto Pérez, el ex capitán y referente de los Rayados tuvo una etapa de excesos y fiesta cuando se creyó hecho a mano, a Lucho Pérez se le conocía en todos los bares y antros de moda en Monterrey, era un futbolista que amaba la vida nocturna, ya que el reconocimiento que logró en Monterrey al ser uno de los mejores futbolistas, le daba privilegios que lo mortales no podrían tener.

La fiesta que casi le echa a a perder la carrera

Un episodio muy recordado por los regiomontanos fue aquel parranda en donde Lucho Pérez terminó estacionando su carro de lujo sobre un camellón de la Sultana del Norte, en aquella ocasión fue exhibido por los medios de comunicación y a la postre tuvo que pedir una disculpa pública para lavar la imagen que había dejado para todos aquellos que lo consideraban ídolo, afortunadamente Luis Pérez entendió la lección y aquel momento no se volvió a repetir.

 

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