Por Jorge Cuevas
Curioso momento se vivió en el Santiago Bernabéu para el partido entre Real de Madrid ante Atleti. Ganaron los merengues y en los pasillos del partido, los colchoneros tenían cánticos en contra, pero de la nada y casi como un superhéroe, apareció un jersey de Rayados con el dorsal 93 de Sergio Ramos… recordándoles aquel mítico gol en ese mismo minuto y que les costó una Champions.
Un minuto exacto, que sigue resonando en el mundo del balompié, y que, curiosamente, también enciende debates apasionados entre los aficionados de Monterrey: el minuto 93 de la final de la Champions League 2014, cuando Sergio Ramos, con un cabezazo magistral, envió el partido a la prórroga, sepultando las esperanzas del Atlético de Madrid y catapultando al Real Madrid a la gloria eterna.
El cabezazo de Ramos fue un golpe al corazón para los aficionados del Atlético. Un golpe que aún duele, que aún genera pesadillas. Un golpe que se ha convertido en un símbolo de la crueldad del fútbol, de la fragilidad de la gloria.
Y en Monterrey, como en el resto del mundo, los aficionados del Real Madrid no se cansan de recordar ese minuto mágico. Cada vez que se cruzan con un aficionado del Atlético, el fantasma de Sergio Ramos aparece, con su sonrisa burlona y su cabezazo letal.
Pero la realidad es que el gol de Ramos cambió la historia del partido, y la historia del fútbol. El Real Madrid ganó la Champions League, y el Atlético de Madrid se quedó con las manos vacías.
El recuerdo de Sergio Ramos es un recordatorio de que en el fútbol, nada está escrito hasta el último segundo. Un recordatorio de que la gloria y la desazón pueden estar separadas por un instante.
Y el recuerdo de Sergio Ramos, con su cabezazo mágico, es un ejemplo de ello. Un ejemplo de que el fútbol es capaz de generar emociones intensas, de crear recuerdos imborrables.
17/03/2025
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