Rayados de Monterrey y el histórico primer título de Concacaf en 2011

El 27 de abril de 2011, Rayados escribió una de las páginas más gloriosas en su historia al conquistar su primer título de la Liga de Campeones de la Concacaf. Este logro, que permitió al equipo asegurar un lugar en el prestigioso Mundial de Clubes de la FIFA, marcó el inicio de una era dorada para la institución.

Tras obtener el título del Apertura 2009, Monterrey tuvo la oportunidad de disputar la Liga de Campeones de Concacaf 2010-11. Con una actuación impecable, los albiazules avanzaron invictos en la fase de grupos, demostrando su superioridad ante rivales de toda la región. En las fases eliminatorias, los Rayados superaron a dos equipos mexicanos: Toluca y Cruz Azul, reafirmando su dominio en el futbol nacional e internacional.

En la gran Final, el Monterrey se enfrentó al Real Salt Lake de la Major League Soccer (MLS). El partido de ida, disputado en el Estadio Tecnológico, terminó en un emocionante empate 2-2 gracias a los goles de Aldo de Nigris y Humberto Suazo. A pesar de no obtener ventaja en casa, los Rayados demostraron su capacidad para competir bajo presión.

Para el partido de vuelta, el estratega Víctor Manuel Vucetich ajustó su planteamiento, llevando al equipo a una victoria en territorio estadounidense. Con un solitario gol de Humberto "Chupete" Suazo, Rayados selló el marcador global y levantó el prestigioso trofeo.

La celebración fue emotiva, no solo por el logro deportivo, sino porque representaba el inicio de una nueva etapa para el club en el escenario internacional. Este título confirmó a Rayados como un equipo competitivo y sólido, capaz de brillar más allá de las fronteras mexicanas.

El triunfo en la Liga de Campeones de Concacaf permitió a Monterrey participar por primera vez en el Mundial de Clubes de la FIFA, enfrentándose a los mejores equipos del mundo y colocando el nombre de Rayados en el mapa futbolístico global.

A más de una década de aquella gesta, el primer título de Concacaf sigue siendo un orgullo para la afición, un recordatorio de la grandeza de Rayados y un referente de las capacidades del equipo para competir al más alto nivel.